Hace pocos
días la cofradía del hojaldre de Torrelavega ha nombrado cofrade de
honor a un personaje controvertido y polémico: el mismísimo hijo
del segundo Conde de los Gaitanes, Ildefonso
María Ciriaco Cuadrato Ussía Muñoz-Seca. ¿Les suena?
Con ese nombre,
está claro que no es una persona normal, de la calle. Y en la
tradición de algunos dirigentes populares a todos los niveles (desde
María Dolores de Cospedal a Ildefonso Calderón-Ciriza), adecúan su
nombre a estos tiempos modernos en los que esos nombres y apellidos
de tan rancio abolengo no están muy bien vistos. Estamos hablando
del cómico y columnista Alfonso Ussía.
¿Por
qué nos resulta relevante a los “podemitas” este nombramiento?
La cofradía del hojaldre es una organización ajena a la ciudadanía
azotada por la crisis y los recortes y a sus problemas diarios, y
además su líder y “hojaldrador
supremo” (el señor
Marcano, viejo conocido de la ciudadanía torrelaveguense) es una
persona que ha tenido que ser apartada por su propio partido como
condición sine qua non
para que Podemos apoyase la investidura de Revilla. Uno pensaría que
Podemos no tiene nada que ver con la cofradía del hojaldre de
Torrelavega, y tendría razón.
Sin embargo, el
recientemente nombrado cofrade honorífico tiene la costumbre de
desbarrar en los medios de comunicación, expresando opiniones que
incluso durante la dictadura franquista hubiesen sido tachadas de
reaccionarias. Y esta vez nos ha tocado a los de Podemos (y al
artista Pablo Hásel). Ildefonso María Ciriaco Cuadrato nos llama
zarrapastrosos entre borbotones de furia fascista, escupiendo su odio
por aquellas personas que no comparten su idea del patriotismo y su
exacerbado amor por la bandera que nos legó el franquismo. Incluso
llama “hortera” a la bandera tricolor, la republicana.
Pues perdone
usted, señor Ildefonso María Ciriaco Cuadrato, por no vestir a su
gusto, y por no compartir su idea del patriotismo y su amor
exacerbado por la llamada “rojigualda”. Perdona usted que no nos
sintamos cómodos en un país con casi seis millones de parados, con
171.000 desahucios desde que comenzó la crisis, donde los y las
jóvenes mejor preparadas tienen que emigrar porque aquí ya no queda
ninguna oportunidad, ninguna esperanza. Discúlpenos por no sentirnos
a gusto con el sistema que nos legó el franquismo, hijo del miedo
que quedó impreso en las mismas almas de los que sufrieron la
sangrienta dictadura y la represión. Discúlpenos por haber dicho
¡BASTA!, por habernos organizado para tratar de cambiar aquello que
consideramos injusto.
Señor Ildefonso
María Ciriaco Cuadrato, perdónenos. Perdónenos por ser la
generación que toma las riendas de su destino y por fin decide el
tipo de país en el que quiere vivir, por querer reducir su mundo
reaccionario y caduco a escombros, por querer arrojar la desigualdad,
la pobreza y la opresión al vertedero de la historia. Perdónenos,
señor Ildefonso María Ciriaco Cuadrato, y hágalo con antelación,
porque usted pasará a la historia junto con todo el régimen del 78.
Tic, tac, tic, tac...
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