Cuenta una vieja historia que un hombre
ató a un potrillo a un poste de madera. El potro tiraba y tiraba,
pero sólo lograba tensar la cuerda: no tenía la fuerza suficiente
como para romper la cuerda o arrancar el poste. Lo intentaba una y
otra vez, sin éxito, hasta que, frustrado y deprimido, el potrillo
dejó de tirar. Pasó el tiempo, y el potrillo se convirtió en un
caballo. Sus músculos eran mucho más fuertes que antes, pero había
pasado tanto tiempo atado que ya ni siquiera intentaba tirar. El
caballo asumió como una realidad inmutable que su existencia misma
estaba vinculada al poste.
Algo parecido le ha pasado al PSOE: el
último día de diciembre de 2013 fue atado a un poste por el PP con
la última modificación a la ley reguladora de régimen local. Esta
modificación convierte la creación de organismos públicos
municipales en un laberinto burocrático, además de ir en contra del
espíritu original de la ley, que favorece la gestión pública de
los servicios municipales básicos; y en contraposición a la
tremenda facilidad para externalizar y privatizar estos servicios, de
tan básica necesidad para la ciudadanía.
A esto tenemos que añadir la ley de
estabilidad presupuestaria (de 2013, también del PP), que prioriza
el pago de la deuda. Todo esto contribuye a atar de pies y manos a
las corporaciones locales: los ayuntamientos, las instituciones más
cercanas a la ciudadanía, han quedado reducidos a meros gestores de
un menguante patrimonio de bienes y servicios que va pasando poco a
poco a manos privadas, a las empresas y corporaciones.
En el último pleno del ayuntamiento de
Torrelavega (30 de agosto) observamos una vez más un claro ejemplo
de esto: la ludoteca municipal irá a gestión privada. El equipo de
gobierno asume que está atado al poste, que está constreñido por
la ley reguladora de régimen local y la ley de estabilidad
presupuestaria. El servicio que va a ofrecer la ludoteca es,
claramente, esencial para buena parte de la ciudadanía: permitirá
la conciliación de la vida laboral y familiar en estos tiempos de
precariedad y contratos basura.
El debate debería centrarse en ese
rasgo: la imperiosa necesidad de la ludoteca (y de la creación de
muchos otros “empleos blancos”, tan necesarios en una ciudad con
la población tan envejecida como Torrelavega). Ese es el argumento
que nos dará la fuerza para romper la cuerda y escapar del poste.
Pero para eso hace falta voluntad política. ¿Estarán dispuestos
todos los grupos políticos que participan de la gestión municipal?
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