Ya llevamos un año y medio de
legislatura, y poco a poco vamos viendo el color del pelaje de este
equipo de gobierno municipal que tenemos en la capital del Besaya.
Los dulces y atrayentes cantos de sirena que se escuchaban durante la
campaña electoral van tornando en chillidos y graznidos con el paso
del tiempo, como si aquella sirena se hubiese transfigurado en una
bandada de gaviotas.
Tenemos en Torrelavega un equipo de
gobierno que funciona a base de globos-sonda en la prensa. Casi todos
los días nos encontramos con alguna foto en los diarios (escritos y
digitales), acompañada de un titular que anuncia tal o cual medida:
lamentablemente, la mayoría de esas medidas quedan en poco más que
una declaración de intenciones. Si atendemos a los titulares, casi
parece que Viadero es una especie de Ada Colau torrelaveguense: sin
embargo, la realidad dentro del ayuntamiento es otra.
Desde sus nefastas políticas de
personal (más de un centenar de vacantes en la RPT que no han sido
cubiertas, y numerosos nombramientos “por resolución de alcaldía”)
que están dejando la plantilla municipal en poco más que un
esqueleto, apenas capaz de asumir todas las funciones que un
ayuntamiento de este tamaño requiere; pasando por una cobardía
infame al defender los intereses de la gente de Torrelavega frente a
los aparatos de sus partidos y frente a las enormes empresas a las
que se entregaron servicios públicos como la limpieza o las basuras;
y hasta las privatizaciones encubiertas (algunas no tan encubiertas)
de las empresas y servicios públicos que a nuestros mayores costó
tanta lucha y esfuerzo conseguir.
Tomemos el ejemplo de la Agencia de
Desarrollo Local (ADL): en una ciudad tan castigada por la crisis, el
paro y los recortes, la ADL puede jugar un papel dinamizador
fundamental, combatiendo el desempleo con todos los medios a su
alcance y mejorando directamente la calidad de vida de la ciudadanía.
Sin embargo la ADL sufre, al igual que muchas otras áreas de la
corporación municipal, de falta de personal y de vacantes sin
cubrir, lo que dificulta enormemente su labor, o incluso llega a
imposibilitarla por completo.
Esta es la tónica en el ayuntamiento:
los trabajadores y las trabajadoras que llevan a cabo la
imprescindible labor diaria de mantener esta ciudad en marcha se
enfrentan a falta de personal, falta de inversión, amenazas de
privatizaciones y a la absoluta dejadez y desidia del equipo de
gobierno. Mientras tanto, el equipo de gobierno se dedica a anunciar
a bombo y platillo ideas a medio cocinar en la prensa (o,
directamente, crudas). ¿Que tenemos un superávit de cuatro millones
de euros? Lo mejor que se les ocurre es dárselo a los bancos, para
amortizar deuda (la deuda de Torrelavega es baja, cercana al 20%).
Pero poco después resulta que no se puede dragar la presa del Besaya
(que abastece de agua a 80.000 personas, de Torrelavega y los
municipios circundantes) porque no se dispone de 1,2 millones de
euros para realizar el dragado (la presa lleva sin dragar desde que
se hizo, en 1961). Una muestra más de que dos noticias se entienden
mejor juntas.
¿Y la oposición? Al fin y al cabo, el
equipo de gobierno PSOE-PRC está gobernando en minoría, y necesitan
apoyo de otros grupos para llevar adelante sus medidas. De puertas
para afuera, el equipo de gobierno es todo talante y predisposición
al diálogo. Sin embargo, a la hora de la verdad, se presentan hechos
consumados ya decididos por tres grupos políticos como si fuesen
propuestas a debatir. El funcionamiento democrático de la
corporación se ve constantemente bloqueado por los pseudo-socios del
equipo de gobierno: aquellos que levantan el puño reivindicándose
como “radicales”, pero que luego aprueban los presupuestos del
PSOE-PRC.
Esto está perpetuando la espiral
descendente en la que se halla nuestra ciudad: a la
desindustrialización y el paro se le añade la ausencia de vida
cultural, la agonía del pequeño comercio del centro (debido,
fundamentalmente, al “monstruo” comercial de los Ochos), el
derroche en obras innecesarias y la escasez del apoyo que el
ayuntamiento muestra a la ciudadanía más castigada por la crisis,
la austeridad y los recortes. Tenemos un equipo de gobierno que actúa
dando bandazos, con la llamada “ley Montoro” como única guía y
texto sagrado, y sin ningún tipo de plan o proyecto de ciudad.
Es necesario un proyecto que devuelva
la ciudad a la gente, que potencie el comercio local y de cercanía
en detrimento de las grandes superficies, que apueste por una
economía de alto valor añadido, en la que la juventud no deba
migrar en busca de trabajo; en resumen, una Torrelavega habitable
para todos y todas. Y no se trata de un sueño imposible, ni una
utopía: es de justicia, y es viable, pero hace falta coraje para
defender Torrelavega y reclamar a las instituciones autonómicas y
estatales lo que nos pertenece, hace falta un proyecto claro y
voluntad política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario