viernes, 10 de febrero de 2017

¡VAYA ESPECTÁCULO!




Esta misma mañana, un vecino me ha parado en el portal. “Vaya espectáculo estáis dando, con Iglesias y Errejón dándose de palos”. He tenido que poner una sonrisa de circunstancias y darle la razón.

Vistalegre dos, el congreso que decidirá el rumbo de Podemos durante el periodo que se abre, no está cumpliendo las expectativas que teníamos buena parte de la militancia. Lo que debiera ser un amplio debate centrado en analizar lo sucedido hasta el momento y en buscar colectivamente soluciones a la terrible situación de paro, precariedad, recortes y privatizaciones que la ciudadanía vive en sus carnes día a día se ha convertido en un enfrentamiento atroz y despiadado entre pablistas y errejonistas. Los medios de comunicación se han encargado de magnificar y enfangar este enfrentamiento, reduciéndolo a una lucha de caras y de egos.

La gente de Podemos en Movimiento (la tercera candidatura de este proceso de Vistalegre 2, encabezada por Teresa Rodríguez y el eurodiputado y cofundador de Podemos Miguel Urbán, que agrupa a gente de Anticapitalistas y de otros sectores) estamos viendo este enfrentamiento desde la primera línea, llamando constantemente a la paz y al sano y constructivo debate.

La “máquina de guerra electoral” que salió del primer Vistalegre se ha escacharrado, colapsada por sus propios errores de diseño. Esta “máquina” vertical y centralista contra la que ya advertimos en su momento la gente de Anticapitalistas ha demostrado ser “una verdadera máquina de triturar militantes, sueños y entusiasmos” (en palabras del compañero Josep Maria Antentas). Vaciar los círculos, crear una burocracia vertical, apostarlo todo en el terreno electoral y sacrificar muchos de los principios programáticos del manifiesto fundacional de Podemos (Mover ficha) nos ha hecho acercarnos mucho a los partidos tradicionales, a la tan denostada “vieja política” contra la que tanto clamaban muchos de los operarios de la máquina.

De nuevo, la gente de Podemos estamos inmersas en otro proceso interno. Pero en lugar de hablar claro de los problemas de la mayoría y plantear soluciones muchas veces se habla de la lucha de egos y de conceptos académicos que poco tienen que ver con la vida de la gente (por ejemplo, la maldita transversalidad).

¿Auditoría de la deuda? La deuda del estado español es mayor que su PIB. Necesitamos saber a quién se debe, y en qué condiciones se contrajeron esas deudas. La deuda ilegítima no se paga. Pero se habla del enfrentamiento entre pablistas y errejonistas, no de la deuda.

¿Banca pública? La banca fue rescatada con más de sesenta mil millones de dinero público; esa misma banca que se había enriquecido engañando a millones de personas al ofrecerles hipotecas que sabían que no podrían pagar, esa banca que echa a la gente de sus casas, y que a día de hoy sigue teniendo enormes beneficios. Pero no se habla de banca pública. En su lugar, se ponen panoplias de cartón de Pablo Iglesias.

¿Nacionalización de las eléctricas y derogación de la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico? Hay 7000 muertes al año por pobreza energética, y el precio del Kilowatio/hora ronda los 100€. Pero se habla de duelo de egos, y no de las eléctricas.

¿La república? Ya está bien de mantener con grandes cantidades de dinero público a la Familia real, sucesores del terrible y sangriento dictador Franco. La corrupción salpica a los Borbones, desde la infanta Cristina al Rey Emérito. Pero no se habla de república, se habla del recrudecimiento de las hostilidades entre los de Errejón y los de Iglesias.

¿Derogación de las reformas laborales? El paro y la precariedad son los principales problemas a los que nos enfrentamos como sociedad: nos están robando el futuro. Sin embargo, se habla de que Íñigo dijo tal cosa de Pablo, y Pablo contestó tal otra.

Sin embargo, se habla de transversalidad, de centralidad y de otras cuestiones que no tienen un anclaje real ni preocupan de verdad a la gente que sufre el paro, la precariedad y los recortes. Esas personas que tienen dos trabajos y aún así no llegan a final de mes; esas estudiantes que tienen que abandonar la universidad porque no pueden afrontar los gastos; esos parados de larga duración que sobreviven con ayudas de miseria, o sin ninguna ayuda; esas familias desahuciadas por el banco; toda esa gente que tuvo que emigrar porque en este país ya no quedaba esperanza de un futuro; esta generación que parece que ha asumido que jamás se jubilará ni cobrará una pensión. A toda esa gente la maldita transversalidad le da lo mismo. Quiere soluciones a sus problemas.

Es responsabilidad de todas y todos volver a encauzar el debate, alejarnos de la dinámica de la confrontación y poner el foco en los problemas reales de esa mayoría social castigada por la crisis y las políticas neoliberales. Regresar a los orígenes de Podemos, a ese Podemos radical, rupturista, democrático y valiente que ilusionó a tanta gente en 2014, a ese Podemos que con el esfuerzo y la ilusión de tanta gente en tantos lugares quiso “mover ficha”.


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