Esta misma mañana, un vecino me ha
parado en el portal. “Vaya espectáculo estáis dando, con
Iglesias y Errejón dándose de palos”. He tenido que poner una
sonrisa de circunstancias y darle la razón.
Vistalegre dos, el congreso que
decidirá el rumbo de Podemos durante el periodo que se abre, no está
cumpliendo las expectativas que teníamos buena parte de la
militancia. Lo que debiera ser un amplio debate centrado en analizar
lo sucedido hasta el momento y en buscar colectivamente soluciones a
la terrible situación de paro, precariedad, recortes y
privatizaciones que la ciudadanía vive en sus carnes día a día se
ha convertido en un enfrentamiento atroz y despiadado entre pablistas
y errejonistas. Los medios de comunicación se han encargado
de magnificar y enfangar este enfrentamiento, reduciéndolo a una
lucha de caras y de egos.
La gente de Podemos en Movimiento
(la tercera candidatura de este proceso de Vistalegre 2, encabezada
por Teresa Rodríguez y el eurodiputado y cofundador de Podemos
Miguel Urbán, que agrupa a
gente de Anticapitalistas y de otros sectores) estamos viendo
este enfrentamiento desde la primera línea, llamando constantemente
a la paz y al sano y constructivo debate.
La “máquina de guerra electoral”
que salió del primer Vistalegre se ha escacharrado, colapsada
por sus propios errores de diseño. Esta “máquina” vertical y
centralista contra la que ya advertimos en su momento la gente de
Anticapitalistas ha demostrado ser “una verdadera máquina de
triturar militantes, sueños y entusiasmos” (en palabras del
compañero Josep Maria Antentas). Vaciar los círculos, crear una
burocracia vertical, apostarlo todo en el terreno electoral y
sacrificar muchos de los principios programáticos del manifiesto
fundacional de Podemos (Mover ficha) nos ha hecho acercarnos
mucho a los partidos tradicionales, a la tan denostada “vieja
política” contra la que tanto clamaban muchos de los operarios de
la máquina.
De nuevo, la gente de Podemos estamos
inmersas en otro proceso interno. Pero en lugar de hablar claro de
los problemas de la mayoría y plantear soluciones muchas veces se
habla de la lucha de egos y de conceptos académicos que poco tienen
que ver con la vida de la gente (por ejemplo, la maldita
transversalidad).
¿Auditoría de la deuda? La deuda del
estado español es mayor que su PIB. Necesitamos saber a quién se
debe, y en qué condiciones se contrajeron esas deudas. La deuda
ilegítima no se paga. Pero se habla del enfrentamiento entre
pablistas y errejonistas, no de la deuda.
¿Banca pública? La banca fue
rescatada con más de sesenta mil millones de dinero público; esa
misma banca que se había enriquecido engañando a millones de
personas al ofrecerles hipotecas que sabían que no podrían pagar,
esa banca que echa a la gente de sus casas, y que a día de hoy sigue
teniendo enormes beneficios. Pero no se habla de banca pública. En
su lugar, se ponen panoplias de cartón de Pablo Iglesias.
¿Nacionalización de las eléctricas y
derogación de la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico? Hay 7000 muertes
al año por pobreza energética, y el precio del Kilowatio/hora ronda
los 100€. Pero se habla de duelo de egos, y no de las eléctricas.
¿La república? Ya está bien de
mantener con grandes cantidades de dinero público a la Familia real,
sucesores del terrible y sangriento dictador Franco. La corrupción
salpica a los Borbones, desde la infanta Cristina al Rey Emérito.
Pero no se habla de república, se habla del recrudecimiento de las
hostilidades entre los de Errejón y los de Iglesias.
¿Derogación de las reformas
laborales? El paro y la precariedad son los principales problemas a
los que nos enfrentamos como sociedad: nos están robando el futuro.
Sin embargo, se habla de que Íñigo dijo tal cosa de Pablo, y Pablo
contestó tal otra.
Sin embargo, se habla de
transversalidad, de centralidad y de otras cuestiones que no tienen
un anclaje real ni preocupan de verdad a la gente que sufre el paro,
la precariedad y los recortes. Esas personas que tienen dos trabajos
y aún así no llegan a final de mes; esas estudiantes que tienen que
abandonar la universidad porque no pueden afrontar los gastos; esos
parados de larga duración que sobreviven con ayudas de miseria, o
sin ninguna ayuda; esas familias desahuciadas por el banco; toda esa
gente que tuvo que emigrar porque en este país ya no quedaba
esperanza de un futuro; esta generación que parece que ha asumido
que jamás se jubilará ni cobrará una pensión. A toda esa gente la
maldita transversalidad le da lo mismo. Quiere soluciones a sus
problemas.
Es responsabilidad de todas y todos
volver a encauzar el debate, alejarnos de la dinámica de la
confrontación y poner el foco en los problemas reales de esa mayoría
social castigada por la crisis y las políticas neoliberales.
Regresar a los orígenes de Podemos, a ese Podemos radical,
rupturista, democrático y valiente que ilusionó a tanta gente en
2014, a ese Podemos que con el esfuerzo y la ilusión de tanta gente
en tantos lugares quiso “mover ficha”.
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